2023, un año sólido
El año 2023 fue un año de solidez en cuanto a funcionamiento, operaciones y resultados, pudiendo afirmar que hemos superado incluso las previsiones. Durante el ejercicio vivimos dos hitos clave para Tarragona: el arranque del Reactor 400, dentro de nuestra Planta de Poliglicoles, que ya adelantábamos el año pasado y con el que se ha expandido la capacidad de producción de dicha planta y; a finales de año, la actualización de nuestra planta de Copolímeros de Baja Densidad en Alta Presión. Una inversión que nos permite fabricar productos más diferenciados y de mayor valor, para su uso en envases flexibles multicapa reciclables, bandejas rígidas de PET (tereftalato de polietileno) y potenciadores de reciclaje para envases industriales. Nuestro compromiso con la seguridad de nuestras operaciones y, sobre todo, de nuestros equipos, es inquebrantable. Aunque tuvimos un accidente con una persona de una empresa de servicios a inicios de año, podemos decir con orgullo que hemos mantenido el nivel de excelencia con cero incidentes de seguridad de procesos y seguridad personal desde entonces.
Avances en la transformación hacia la descarbonización
Si hablamos de sostenibilidad y descarbonización, nuestros pasos no se detienen. Seguimos avanzando en nuestro plan multigeneracional cuyo objetivo es alcanzar la neutralidad climática en 2050. Adaptamos nuestras instalaciones para ser más eficientes y reducir nuestras emisiones, a la vez que establecemos proyectos que nos permitirán obtener importantes logros en los próximos 6 años.
Sin embargo, el paso más grande hacia nuestro objetivo de descarbonizar nuestras operaciones requiere de más actores. Llevamos a cabo un diálogo constante con autoridades y legisladores de todos los niveles (local, regional y nacional), para que entiendan nuestra hoja de ruta y la necesidad de soporte legislativo y reglamentario, tal y como está ocurriendo en otros países de nuestro entorno.
Desde Tarragona, queremos y podemos tener un impacto positivo en toda la sociedad. Pero, para ello, se tienen que habilitar tecnologías puente, como la captura y almacenamiento de CO2. Ello nos permitiría ser neutros en carbono en 2050.
Circularidad
La circularidad es una de las áreas en la que hemos avanzado, como parte de nuestra transformación a la descarbonización. Y la circularidad tiene mucho que ver con el origen de las materias primas que utilizamos en nuestros procesos de producción.
Estamos cambiando sustancialmente el origen de las materias primas que utilizamos para que sean cada vez más de origen biológico o de origen circular, es decir, que ya sea fruto de la transformación de algún residuo.
La materia prima bio tiene que venir de cadenas de valor que no compitan con la alimentación y en general se compone de residuos de otras industrias como puede ser la papelera, cuyos residuos se convierten en una bionafta que podemos utilizar y, de ese modo, no solo eliminar materia prima procedente de combustibles fósiles en nuestros procesos, sino también darles un uso práctico a los residuos de otras industrias.
En cuanto a la materia prima circular, ésta procede de residuos plásticos de los que se gestionan desde el contenedor amarillo de envases con los que, después de una pirólisis (o Reciclaje Químico, el reciclado más avanzado y desarrollado), se consigue un nafta pirolítica que podemos utilizar en nuestros procesos sustituyendo a la nafta fósil. Es importante que los ciudadanos sepan que su separación de residuos es importante y tiene estas consecuencias buenas para todos.
Los mercados
2023 comenzó con una tónica de mercado similar a la de finales de 2022, con una demanda débil y unos costes elevados, sobre todo en Europa, donde se ha visto producto importado desde China o desde Estados Unidos que ha impactado en nuestra competitividad. Creemos que esta situación es coyuntural, pero debemos evitar que se convierta en estructural. Las causas de esta anomalía se pueden encontrar en que Europa, y aunque se moderaron en 2023 respecto a 2022, sigue con unos costes energéticos más elevados que en otras partes del mundo. Y lo mismo sucede con los costes de materias primas que han de ser importadas.
Por ejemplo, en energía, nuestros costes son cuatro veces más elevados que en Estados Unidos. Sin embargo, en España hemos vivido menos estrés en cuanto al suministro de gas que otras regiones, gracias a las plantas regasificadoras con las que contábamos.
En cualquier caso, el desempeño de Tarragona se situó en el rango alto de la escala europea, pero seguimos sin poder ser tan competitivos como otras zonas del mundo. Esta retracción de los mercados ha continuado hasta este 2024, donde estamos viendo una tendencia ligeramente positiva cuya evolución está por ver.
El valor que aportamos desde Tarragona
Diferenciarnos ha sido y es una de nuestras grandes claves de éxito. Los productos de especialidad, con un alto valor añadido, son nuestra identidad. Nuestros proyectos van en esa línea de cara al futuro.
La química de Tarragona es un motor de desarrollo industrial, social y ambiental. Ese es el valor y el poder de nuestro ecosistema en el complejo químico de Tarragona, representado por la Asociación Empresarial Química de Tarragona (AEQT), que cuenta con 33 empresas miembro, productores, la gran mayoría multinacionales ubicadas aquí y además con un gran ecosistema de empresas de servicio enfocadas en logística, mantenimiento o transporte.
Contamos también con un acceso al talento importante a través de las universidades, centros de Formación Profesional o institutos de investigación. Eso hace que el valor y el atractivo de Tarragona sea algo importante para Dow y para otras organizaciones que también invierten a través de consorcios en diversas iniciativas de mejora.
Un buen ejemplo es cómo hemos conseguido, todas las empresas miembros de AEQT, regenerar un 18% o 6 hm3 del agua que consumimos y que además evitamos extraer del Ebro a través de AITASA.