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Competitividad y Descarbonización: el papel clave de la industria química en el futuro de Europa

Ante el actual escenario internacional, complejo y volátil, la autonomía estratégica es un elemento fundamental para el futuro de nuestras sociedades. Esta responsabilidad recae en el tejido empresarial e industrial europeo, donde el 95% de insumos proceden del sector químico y, en particular, de la producción de los crackers. La industria europea tiene un desafío importante: seguir desarrollando procesos que permiten la transformación hacia la neutralidad climática, al mismo tiempo que se preserva la competitividad y se fomenta la innovación.

La descarbonización debe derivar en una mayor competitividad; no se puede liderar la transición hacia una economía baja en carbono y circular con un sector debilitado. La industria química, como uno de los sectores intensivos en consumo energético, se encuentra en un momento crítico que requiere el compromiso de las instituciones públicas a todos los niveles.

Cada vez son más los que piden situar al sector industrial en el centro de las políticas públicas y reconocer las necesidades de las actividades intensivas en energía, que forman la base de suministros y cadenas de valor. Entre estas voces, destacan la “Declaración de Amberes para un Acuerdo Industrial Europeo”, respaldada por 25 sectores industriales, el Informe Draghi, que advierte de la necesidad de simplificar el marco normativo para evitar una pérdida de hasta 10% del PIB europeo, y el Banco Central Europeo, que para proteger la competitividad de la industria intensiva en energía propone un paquete de medidas para evitar la deslocalización.

Como industria de industrias y proveedor de moléculas críticas, el sector químico es un actor fundamental. Pese a este rol, el estudio “La Competitividad de la Industria Química Europea”, elaborado por CEFIC y Advancy, advierte de la pérdida de competitividad sin precedentes, especialmente en los crackers, debido al alto coste de la energía y a la creciente competencia de China, Estados Unidos y Oriente Medio, entre otros. Ya se ha producido una reducción de la actividad y aumento de cierres de plantas en Europa, con más de 11 millones de toneladas de capacidad reducidas para 2023- 2024, afectando a 21 localizaciones.

Somos el primer eslabón para alcanzar los objetivos de neutralidad climática y economía circular, por nuestro potencial para descarbonizar materiales. En Dow Chemical Ibérica, la descarbonización de nuestro cracker y plantas, a través de nuestra hoja de ruta, supone contribuir de forma importante a la descarbonización del sector industrial en general y al desarrollo de un clúster industrial de Tarragona más sostenible, competitivo y resiliente. Para lograrlo, se requieren inversiones económicas y marcos regulatorios estables y flexibles, que impulsen la neutralidad tecnológica. En Dow abogamos por tecnologías puente que permitan avanzar decisiva y progresivamente en la descarbonización y la circularidad de forma viable y competitiva, como son la captura y el almacenamiento de carbono (CSS) y el hidrógeno limpio o bajo en carbono. Ante un escenario de altos costes energéticos, reducción de la demanda de productos europeos, sobrecapacidad de producción extranjera y volatilidad geopolítica y comercial, necesitamos de un apoyo político, legislativo e institucional a nivel autonómico, nacional y europeo para dotar de continuidad nuestra actividad y transformación.

Por ello, debemos aprovechar todos los instrumentos a nuestra disposición. Iniciativas europeas como la “Brújula de Competitividad” de la Comisión Europea, el Acuerdo para una Industria Limpia (Clean Industrial Deal), así como el Plan de Acción y el Omnibus para la industria química, recién publicados, ofrecen una oportunidad sin precedentes para que industria y administración, tanto a nivel europeo, como nacional y autonómico trabajen mano a mano para asegurar el futuro industrial de Europa.

En particular, desde España se deben aprovechar las oportunidades que presenta la flexibilización de la normativa comunitaria en materia fiscal, así como agilizar la compleción de instrumentos como Ley de Industria y Autonomía Estratégica y su Estrategia Industrial. España debe asegurar el acceso a la energía a precios competitivos y con un suministro estable, e impulsar los ciclos de carbono sostenible, el uso de hidrógeno circular procedente de gases residuales y la captura, uso y almacenamiento de carbono. Necesitamos complementar estas medidas con la agilización del permitting y una financiación más flexible, en línea con las propuestas europeas.

La industria química se encuentra en un punto crítico. Necesitamos acciones que equilibren sostenibilidad y competitividad para reforzar la autonomía estratégica de Europa. Por ello, apostemos por la química; apostemos por lo esencial.