Conoce al nuevo Presidente

Antonio Logroño

Antonio, desde el 1 de marzo de 2023 eres el nuevo Presidente y Director General de Dow en España y Portugal. ¿Qué supone para ti este rol?

Llevo 23 años trabajando en esta compañía. Representar interna y externamente a Dow es un reto y un orgullo. Sobre todo en este momento de transformación, en el que tenemos grandes desafíos relacionados con la sostenibilidad, la autonomía estratégica y la competitividad.

Director de Ventas para Mercados Industriales de Poliuretano para Europa, Director del Centro de Desarrollo y Servicio de Dow Polyurethanes en Ribaforada, y Presidente y Director General de Dow en España y Portugal. Son muchas responsabilidades. ¿Cómo se conjugan todas ellas?

Las claves para manejar estas responsabilidades tan dispares son dos: tener claras las prioridades y trabajar con excelentes equipos regionales y de negocio que permiten gestionar estos roles diferentes.

Háblanos un poco de tu trayectoria profesional

Yo soy químico y, cuando acabé la carrera, lo que quería era trabajar en plantas productoras. Quise entrar en Dow en la parte de manufacturing. Después de 8 o 9 años, empezó a interesarme la economía y desarrollé una inclinación por esa parte dentro de los negocios de Dow. Estudié unos grados en economía para ir preparándome y tuve la oportunidad de pasar a la parte comercial del negocio de Dow Polyurethanes, donde estoy desde hace 10 años. Primero, con responsabilidades en España y Portugal y, luego, expandiéndolas a Europa. A lo largo de los años, tuve la oportunidad de añadir la gestión de personas y de equipos de trabajo, un área que tiene un interés especial para mí.

¿Qué prioridades te marcas como estratégicas de cara a los próximos años?

Hay dos aspectos clave a tener en cuenta. Uno, el tecnológico, que hace referencia a la transformación que tenemos que acometer para alcanzar la neutralidad climática. Esta parte más tecnológica es complicada, pero sabemos hacerla.

El otro, es la capacidad construir el ecosistema adecuado para llevar a cabo con éxito esa transformación, alcanzando la neutralidad climática y manteniendo la autonomía estratégica y competitividad. Se trata de un ecosistema interno y externo, cuyo fin es conseguir que tanto la sociedad con la que crecemos, como los organismos públicos con los que trabajamos y nuestra corporación incluyendo los empleados, apoyen ese cambio.

Si conseguimos alinear este ecosistema, podemos hacer el cóctel perfecto para tener éxito: neutralidad climática, a la vez que mantenemos nuestra industria y nuestra autonomía estratégica.

Además, tenemos que poner en valor la dimensión del impacto de nuestro trabajo. La industria química está aguas arriba de todas las industrias, suministrando soluciones para los mercados de alimentación, transporte, comunicaciones, salud o energías renovables, entre otros. Si nosotros somos capaces de realizar esa conversión, habrá un impacto multiplicador en el resto de industrias y, por lo tanto, en toda la sociedad.

¿Crees que estos retos son alcanzables?

Si no fuesen alcanzables, no estaría yo aquí y no los defendería. Tecnológicamente, Dow es un líder científico. Somos capaces de hacerlo. Tenemos más de 125 años de historia, de manera que hemos realizado antes transformaciones importantes como industria y como compañía.

Pero algo ha cambiado con diferencia a otras épocas, y es la velocidad del cambio. Deberemos saber gestionar este hecho e integrarlo en nuestros planes.

¿Qué huella o sello te gustaría dejar en Dow?

Mi meta es contribuir a construir el ecosistema, público-sociedad-empresa, para hacer frente al doble desafío de alcanzar la neutralidad climática sin perder competitividad. La transformación que requiere nuestra industria tendrá lugar a finales de esta década, pero necesitamos ese ecosistema ahora.

¿Cómo ves la situación del sector químico en España?

En primer lugar, hemos de recordar que la industria química es la base de nuestra sociedad de bienestar actual y de su desarrollo futuro. Todo lo que nos rodea se ha conseguido gracias a aportaciones de nuestro sector.

Por otro lado, el sector químico español es muy potente, con grandes empresas nacionales e internacionales. Además, es un país que tiene mucho talento, de manera que es una buena combinación.

Sin embargo, en España, tenemos un soporte tímido a la industria. Nos falta ese empuje, ese apoyo, para hacer todavía más grande, más potente y más competitiva la industria en general, y la química en particular. Hay una buena base, pero muchos retos por delante.